Mamá Respira

Más allá de los propósitos… Parte 1

photo by: @juansancheznfoto

Con todo el tema de año nuevo, y algunas crisis existenciales, más muchas broncas que surgieron durante 2019, llevaba días, (en realidad años), buscando cuál es el propósito de mi vida. ¿Para qué vine a este mundo?

Estoy hablando de propósitos de vida, de los que vienen desde lo más profundo de nosotros. No los que ponemos en año nuevo como: enflacar 10 kg, leer 35 libros, o correr un maratón, sino de los que van un poco más allá. 

He estado buscando conscientemente y tratando de aprender el “cómo se encuentra” este dichoso propósito o esta misión en la vida. Tengo una idea, por lo menos una sensación, de que es lo que estoy buscando. Lo que no sabía, – ahí voy aprendiendo -, era “cómo o dónde  buscarlo”. De plano empecé por el principio: libros, documentales, conferencias etc. (Luego si les interesa me avisan y puedo platicarles de los libros, conferencias, clases, podcasts y/o TEDs que me han marcado para siempre).

Poco a poco, junto con mucha reflexión y de ir digiriendo toda la información, esto es lo que he aprendido:

  1. No hay sólo un propósito en la vida. Este va cambiando, se va modificando conforme la vida va sucediendo. El “único propósito” que se podría decir que es “permanente” es el de tratar de vivir conscientemente en el presente, y tratar de sentir en ese momento, si sientes que vas por buen camino o no. Yo lo defino como: “La suma de buenos presentes van formando un buen futuro”. Disclaimer: “Bueno” no es lo mismo a que “fácil”, “divertido”, ni nada por el estilo.
  2. El universo te avisa, tanto si sí, como si no, vas por buen camino para encontrar tu propósito/misión. Esto fue toda una revelación para mí. Tenía claro que cuando iba por buen camino las cosas se iban “acomodando”. Lo he vivido varias veces en mi vida y leído y escuchado a muchos decirlo. Tan lo creo, que empecé a obsesionarme en buscar señales, las cuales muchísimas veces “no llegaron”. Nunca había entendido que también hay señales de “por aquí no”. Hay “sumas de presentes” que te van llevando para el otro lado. Cuando “la riegas”, también es una señal. Los caminos rara vez son en línea recta y hay que cambiar de dirección varias veces antes de que las cosas se empiecen a alinear. Las señales de “por aquí no”, son tan claras e importantes como las de “por aquí sí”. Los que “terqueamos” y no queremos cambiar de camino somos nosotros.
  3. El propósito real, profundo, siempre tiene un componente de “para los demás”. Creo que de las cosas más increíbles es poder compartirnos, compartir lo que somos, lo que nos gusta, lo que sabemos hacer, por eso tiene que ver con poderservir a alguien más, para un bien mayor, y de paso, te da bienestar. Si el propósito no ayuda a mejorar este mundo, aunque sea un granito de arena a la vez, no te va a traer una satisfacción real, y por lo tanto no es tu propósito esencial. Hay muchas cosas que satisfacen tu ego temporalmente, como una casa nueva o que te aumenten el sueldo. Estos aumentos de ego están bien, el problema es que la satisfacción no dura y se siente el vacío casi que al instante en que llegas a esa meta.

Seguramente hay muchos más componentes y gente que podría enséñales(nos) mucho mas de esto que yo. Pero para mí, el haber descubierto estas 3 cosas, me abrió los ojos y me trajo paz. En muchos momentos he sentido que había encontrado mi propósito en la vida: era buena haciendo lo que hacía y sentía que eso era lo que estaba destinada a hacer. Lo sentía en mi cuerpo como un cosquilleo, una energía que me hacía no poder parar y que me quitaba el sueño tanto por emoción como por miedo.

Pero, después de un tiempo de estar ahí, de haber logrado lo que había logrado, y de sentir una satisfacción plena y mucho orgullo… terminaba. ¿Y el resto de mi vida qué voy a hacer? ¿Duró tan poco mi propósito? ¿Me había equivocado? ¿Tengo que volver a empezar? Una grandísima frustración.

“Por suerte” siempre surgía algo más. -Esto de “por suerte” lo puedo decir hoy, que, viendo hacia atrás, veo que fue “por suerte”. Pero en esos momento (varios) estaba sumamente enojada y frustrada-. Cada vez que finalmente empezaba la calma… ¡PUM! Un nuevo problema volteaba mi vida de cabeza.

La vida tiende a acomodarse, y poco a poco, cuando logras controlar tu hiperventilación, empiezas a ver la luz y la nueva oportunidad. Hoy entiendo que, en cada uno de esos momentos, no es que había fracasado, sino que era tiempo de hacer otro propósito, algo más, algo diferente. Y que, si yo no era capaz de ver que era momento de moverme sola de lugar, la vida se iba a encargar de hacérmelo ver. Cada una de mis “crisis”, ha traído un nuevo proyecto. Y cada proyecto me ha preparado para el siguiente, y lo siguiente, es lo “lógico” que tocaba hacer.

De haber visto esto antes, y de haber sabido que todo siempre “termina bien”, habría dado varios de estos pasos “willingly”, sin tanta renuencia ni apego al pasado. Me habría ahorrado horas de angustia y otro tanto en enfermedades, lagrimas, pleitos, incomodidades y sufrimiento.

Continuará….

Scroll al inicio