Mamá Respira

Quien Soy

Soy mamá de una niña de 13 y un niño de 11 – mi trabajo favorito. Esposa de un hombre maravilloso – la suerte de mi vida. Psicoterapeuta – Lo que más disfruto y me hace crecer como persona. Maestra de papás – a lo que siempre jugué de niña. Especialista en “Niños Sensoriales”- mi misión de vida. Autora – Mi sueño de siempre. Fundadora y socia de una escuela con pedagogía WaldorfComunidad Educativa Elhilar – mi orgullo.

Soy Luciana García. Estudié administración de empresas y me especialicé en finanzas. Trabajé muy feliz en esas áreas, en el mundo glamuroso corporativo, hasta que me hice mamá.

Al convertirme en mamá me di cuenta que no estaba preparada para este nuevo trabajo así que empecé a estudiar. Primero a leer por mi cuenta, luego empecé a tomar talleres, luego seminarios, luego licenciaturas y finalmente especializaciones.

Mi segundo hijo tuvo problemas de salud durante sus primeros años de vida que resultaron ser por temas sensoriales importantes. A partir de ese momento, busqué aprender lo más posible y en todos los campos sobre el tema, para ayudar-me a ayudar-lo. Mi única finalidad era sacar adelante a JP a mi hijo.

Hoy, no sólo he aprendido cosas que no estaban en mi radar, sino que mi forma de ver la vida y de educar a mis hijos ha cambiado radicalmente.  Estoy convencida que el entorno en el que los niños viven es de los aspectos más relevante para su desarrollo saludable. Lo que viven en su día a día, es mucho más importante que lo que viven esporádicamente como en la terapia, el especialista, etc.

Cuando hay un tema fuerte en la familia, como una enfermedad, discapacidad, o trauma, se necesita de toda una red de apoyo para dejar el “modo-sobrevivir” y empezar el “modo-vivir”. Toda la familia acaba siendo arrastrada por la situación. El matrimonio sufre estreses adicionales a los normales, la crianza de los hermanos es más retadora, y el crecimiento personal acaba siendo a trancazos, si es que uno no muere en el intento.

Estoy agradecida con la vida y con Dios por toda la gente, maestros, acompañantes, porristas y cómplices, que han participado, apoyado y ayudado en nuestro camino como familia. Siempre he sentido que “Dios está de mi lado” y que me ha dado todas las herramientas para superar los retos que la vida nos ha impuesto.

Ahora me toca regresar lo que yo recibí. Quiero compartir todo lo que aprendí y sigo aprendiendo para ayudar a que papás y a mamás como yo, tengan una vida en familia más pacífica y gozosa, en donde se viva más que sobreviva. Quiero que más gente logre encontrar el sentido a lo que están viviendo y empiecen a sentir la plenitud en su vida a pesar del cansancio o las dificultades. 

Fundé una escuela basada en la pedagogía Waldorf junto con socios maravillosos: Comunidad Educativa Elhilar. Cuando conocí la pedagogía Waldorf estaba segura que iba a ser “la diferencia” en mis hijos, especialmente en JP. Y así fue, aunque los cambios en L, mi hija mayor, me sorprendieron aún más porque no los esperaba. A partir de entonces me enamoré de Waldorf, y me puse el propósito de que más niños tengan la oportunidad de ir a una escuela así. Cuando la oportunidad de abrir Elhilar llegó, no dudé ni un segundo en sumarme a él.

Luego empecé a dar asesorías, clases y llevar grupos de papás donde busco que puedan ver el mundo a través de los ojos de sus hijos, con la finalidad de que puedan ellos crearles un entorno que les promueva el sano y pacifico desarrollo. Mi objetivo principal es que la convivencia diaria y la dinámica de las familias, sea más fácil. He comprobado mil veces que pequeños ajustes y tips hacen grandes diferencias.

Todo lo que me tocó vivir como mamá y lo que le tocó vivir a mi familia nos hizo cambiar a todos. Cambios radicarles de vida que en su momento no queríamos tener y les teníamos muchísimo miedo, hoy los veo como una gran bendición. Desde que tengo hijos siento que no hay motivador más grande para buscar un crecimiento personal real y profundo, que ellos. Por esa razón me volví psicoterapeuta, algo que creo que en el fondo siempre había querido ser.

Hoy en día, cada clase que doy es una auto-clase que me sirve de recordatorio, así como cada terapia es una auto-terapia que me ayuda a observarme a mí misma y conocerme mejor. Estoy lejos de saberlo todo, pero sigo con ganas constantes de mantenerme en continúo creciendo como persona, aprendiendo, y pudiendo influenciar positivamente a mi alrededor, creando más entendimiento de los niños, de uno mismo, y por lo tanto ambientes más pacíficos, gozosos y con herramientas para poder afrontar lo que nos toque afrontar.

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